Virginia Woolf, Kew Gardens y otros cuentos.

En días como hoy, suelo darme un paseo con ella...la suelo esperar en casa para desayunar, y después la acompaño a un paseo que nunca debió de hacer en solitario,...hace muchas lunas. Ella se siente perdida en un mundo que ni los personajes de Dickens podrían describir. La perdida interior subyace y perdura, y ese sentimiento autodestructivo puede llegar a aniquilarte lentamente. Ella ya hacia tiempo que se había marchado,...vivía por momentos en el lugar actual. Ahora se encuentra liberada de todos aquellos tormentos. Pero en días como hoy, en mañanas como las de hoy...solemos quedar y tomar té juntas.

Foto mía, de un desayuno...muy similar
al de hoy.
He prepardado las tazas y la tetera ya contiene té negro, fuerte, para despertarnos de muchos sueños atrasados, de muchas noches de imaginación vespertina, que terminaba siendo diurnas. He colocado las tazas en la mesa de la cocina, junto a la tetera. El día amenaza lluvia en cualquier momento. Llaman a la puerta, ella ya ha atravesado el jardín y se ha detenido a oler el jacinto que este año ha florecido como sorpresa. Lleva el paraguas cerrado en la mano. La animo a pasar y traslado el té al salón, junto a la chimenea.

Narcisos de mi jardín.
Foto de servidora.
La muestro los narcisos que planté en otoño y que están atrás...mirándonos erguidos, desde la lejanía. Son de un amarillo tan vivo, que resaltan en todo el jardín. Ella los mira con detenimiento y pensativa murmura sobre el significado de los mismos...los "nuevos inicios"... Observa el resto de árboles, algunos ya en flor y otros intentando sacar alguna hoja. Me habla de su relato, sobre jardines, Kew Gardens. Solo que ella cuando habla de este relato, se refiere al verano, pero dado nuestro clima, podemos rescatarlo para la primavera.

Kew Gardens, imagen extraída de internet.


Es el rato que pasas en un jardín, en un parque en el que estas sola y acompañada...A veces por desconocidos, que pueden convertirse en fantasmas...En las personas que fueron o en las que serán. También surgen los recuerdos, los besos que se han dado, esos besos sinceros de una abuelita a su nieta o de un amor por descubrir entre dos enamorados.
Virginia murmura...Tesalia...así se llamaba al cielo desde antiguo. Mi preocupación pasa a ser el té, y lo frío que puede estar cuando volvamos, de manera que regreso y pongo una vela bajo la tetera. Es una forma de mantenerlo caliente...Ella mira como voy sirviendo el té, y se detiene a mirar de nuevo el jardín y lo que lo rodea.

De la película The Hours...
Entramos en la casa, y de pronto se convirtió en la casa encantada de su relato...ese que escribió, durante la Primera Guerra Mundial, como Kew Gardens. Virginia me mira, sospechando que pienso en sus relatos. Virginia, me confiesa que a Leonard le gustaba más que a ella. Es curioso como se depende de los elogios cuando se escribe - Puedes leerlo en mi diario, en el día 12 de Mayo de 1919. Sin dudarlo recurro a ellos de cuando en cuando. Me transportan a ese Londres que de cuando en cuando disfruto, y a sus alrededores. En ese momento ella estaba escribiendo Noche y Día. Miramos por la ventana y observamos que el viento está trayendo algunas gotas de lluvia.

Es delicioso tener a Virginia Woolf en casa, en las estanterías, como esa mancha en la pared que ella describe en uno de sus relatos...esa que fue escogida para publicarse, junto a otro relato corto de Leornad..."Tres judíos". Mis paredes están llenas de sus "manchas" tipográficas, de lo que sus palabras crean en mi imaginación, y de la tristeza y alegría que da cada breve encuentro.

Virginia no puede quedarse mucho tiempo ya y el té está llegando también a su fin. Se ha tomado las tostadas con mantequilla irlandesa y mermeladas de varios tipos...dejé la mesa con varias opciones a elegir, entre ellas, "lemond curd". Nos levantamos, ella coge su paraguas, el bastón lo dejó olvidado en un árbol...junto a un río...el río que la llevó lejos del mundo que conocemos. Me mira, y me dice que está tranquila, que ya no tiene el frío que antes la envolvía...que ahora pasea como una desconocida más por los jardines de Kew...

Foto de los alrededores de donde vivo.
Realizada por servidora.
Nuestra despedida, fue un "hasta luego". Sé que la volveré a ver y a visitar y que ambas disfrutaremos de un paseo por otros jardines...los de Kew están algo lejos para mí en estos momentos. Aunque no descarto que algún día,  como desconocidas o fantasmas, nos veamos en Kew Gardens, mirando al horizonte, o deteniéndonos en la fragancia y color de alguna flor.

Este libro, está editado nuevamente por nórdica, pero este relato ya me acompañaba desde hace tiempo en otros libros. Las ilustraciones de Elena Ferrándiz son maravillosas, y acompañan al libro de una forma especial.  
Con paz, y poco a poco os iré escribiendo. Echo mucho de menos leer y pasear por aquí. Es como la ventana a otros jardines, a otras palabras y voces...Y sé que Virignia Woolf, acompaña muchas otras vidas, y se detiene a escuchar el sonido de los pájaros...y os visita en vuestros jardines. Habrá que dejarla entrar, verdad? Antes de que se nos enfríe el té/café...
Con la música de Philip Boss. "The Hours"


Comentarios

  1. Echaba de menos estas entradas tuyas con visitas especiales a tomar el té. Y más cuando hace poco nos ha dejado inesperadamente una bloggera a la que tenía mucho cariño...
    De fondo, escuchaba esta canción (https://www.youtube.com/watch?v=safO91oH-zg) y leía tu entrada... y me imaginaba contigo paseando por esos preciosos jardines...
    Tengo muchas ganas de ese libro. Es una preciosidad.
    Besos y hasta la próxima.

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    1. Gracias Guacimara...es una maravilla verte por aquí. Se te echa de menos. A Virginia Woolf, ya sabes que la invito de cuando en cuando...y viene a tomar té sin pensarlo mucho.
      Estaría encantada de pasear contigo por esos jardines de Kew.
      Un abrazo gigante.

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  2. Siempre que entro en tu mundo, me apetece quedarme y disfrutar al máximo de esa taza de te. Hoy, contigo y con Virginia, me he mecido con cada línea. Hermosísimo. Es curioso María, precisamente anoche, un amigo me dijo que leyese Orlando, de Virginia Wolf, y hoy leo tu entrada. Voy a buscar el libro y leerlo, estoy deseando. Muchisimas gracias cariño :)

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    1. Margarita, seguro que ambas hemos disfrutado de ese té matutino...¡¡qué bien hace, verdad!!
      Orlando, lo leí de jovencilla, muy jovencita, y no lo aprecié demasiado. Creo que es una obra muy interesante y compleja. Al menos ese fue el sabor de boca que me dejó la autora...sin embargo, no soy una buena lectora de las novelas de Virginia Woolf. Aún me quedan muchas por leer. Me he quedado atrapada en sus ensayos, biografías y en sus relatos, De momento tengo para muchos tés a su lado.
      Un abrazo gigante, y gracias por venir!!

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  3. Hola María :)

    Ni de lejos me había olvidado de tu salón de té y, por supuesto, libros.

    Tus escritos tienen una cadencia sosegada que a mí me agrada mucho, sabes recrear con las palabras una atmósfera sugerente, un entorno que te envuelve con suavidad, leyéndote no me cuesta imaginarme caminando por un precioso jardín… como el tuyo :) ¡Qué bonitos los jacintos!

    Seguro que V. Woolf se sentiría a gusto en tu compañía, mientras habláis de lo acogedor que resulta el jardín… ¿Por qué no? Me consta que a V. Woolf le gustaban mucho, como a ti, o a mí… ¡Con la cantidad de cosas que ocurren en un jardín!
    Es que se ha perdido la capacidad de observar, incluso en los libros, hay unos cuantos que se “observan” casi tanto como se leen, hay que apartar la vista de la vulgaridad y reposarla en lo esencial... una flor, un libro, las nubes, las estrellas... un rostro deseado.

    Cuídate María.

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    1. Hola Paco, un placer verte por aquí.
      El jardín que tengo, más bien estoy dejando que sea autóctono de momento...Salvo los narcisos y alguna otra planta, el resto es lo que crece de forma natural. Veremos qué tal en verano, con el clima tan seco, tendré que hacer algo...ya veremos. Lo que si hay son árboles...y eso es algo que disfruto mucho.
      Virginia y yo tenemos muchos temas pendientes...se murió muy pronto y quizá en el Ministerio del Tiempo tengan la amabilidad de que exista un encuentro. Ella estuvo en España, en Granada, visitando La Alambra.
      Los jardines, o pasear por el campo, hace que te detengas en las pequeñas cosas que suceden alrededor y que curiosamente, no somos conscientes de que suceden...
      Los libros y los árboles, como bien dices en tu comentario de tu blog, están armoniosamente unidos...a ellos se debe su existencia.
      Un abrazo y felices lecturas.

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  4. Hermoso lugar donde vives María. Atardecer de fuego ( o amanecer ? ) y los narcisos de poderoso amarillo sobre ese fondo verde y celeste. Todo inspira allí.
    Y si alguna vez imaginé a Virginia Woolf, la foto de la mesa del té es la apropiada. Te cuento, de Woolf sólo leí Flush, una biografía. Lo leí en una vieja edición de Salvat. También leí algunos fragmentos de su diario,editado por Lumen.
    Quedé encallado con Orlando y otros, pero ya voy a agarrar viaje.
    Como siempre, tu entrada es un deleite, logras un ambiente cálido que se transmite.
    Saludos desde la Patagonia, hoy, un día de lluvia.

    Nos leemos

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    1. Es un atardecer, y lo cierto es que por aquí son muy bonitos. Los narcisos ya se han ido, pero los he disfrutado casi un mes.
      Flush es interesante y divertido. De Woolf, me encanta leer sus palabras en ensayos...las novelas me cuestan más, pero algún día caerán.
      Gracias. Por la Patagonia debe haber unos paisajes maravillosos...y estáis muy cerquita de la Antártida.
      Saludos con muchos libros de por medio

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  5. Qué entrada tan bonita, María. Es un oasis de paz y belleza. Virginia Wolf, eterna maravillosa, pero también inquietante por ese fondo interior que era como una enorme piedra que llevaba a cuestas.
    Las fotografías, una maravilla.
    Gracias por compartir todo esto con nosotros.
    Un abrazo.

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    1. Dorcas, muchas gracias. Cierto es que estos relatos son un oasis de paz y belleza.
      Un abrazo grande, enorme!!

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  6. Hola María:

    En días como hoy da gusto llegar a tu jardín, en tu compañia y la de Virginia, la de los narcisos, el jacinto, las tostadas y el té... Pasear despacio, mirar, respirar... Virginia es una compañia única siempre. Pero tú no lo eres menos.

    Un abrazo.

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    1. Con Virginia hay que respirar, mirar, y buscar espacios abiertos. Leerla es una maravilla. Gracias, Ana, por tus palabras,...Eres un amor.
      Abrazos,

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  7. Quiero darte las gracias por responder mis comentarios.

    Una vez, Patricia me dijo: "Esto de los blogs lleva su tiempo. Cuantas más entradas publiques más fácil te pueden encontrar por internet. También puedes visitar otros blogs con temas similares al tuyo e invitar a esas personas para que te visiten dejando el enlace, ya verás que te irán comentando…"

    Yo no quiero pasarme por los Blogs a pedir que se pasen por el mio pero, agradezco mucho que, por lo menos respondan mis comentarios. Por eso me paso a darte las gracias. Sobre todo por el comentario que te comente preguntandote por Patricia.

    Un abrazo.

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    1. Georgina, gracias por tu comentario. Yo creo que hay que pasar por los otros blogs, además de contestar comentarios...pero a veces...la vida no da para mucho más. Actualmente dispongo de breves espacios, y poco puedo hacer...Tengo que ver que si escribo y publico ya no puedo contestar comentarios y menos meterme en los blogs...en fin...una rueda. Si dispusiera de tiempo, no habría problema. Cuando comencé el blog, hace ocho años, podía quedarme más. Y me permitía seguir un horario más ordenado. Ahora, es cada vez más difícil. Pero me gusta escribir...y aunque me encantan los comentarios, no escribo para que me comenten, sino porque necesito compartir. Dado que no aseguro poder pasarme por los blogs, entiendo que no todo el mundo sienta el deseo de contestar. Sin embargo...cuando hay comentarios, los disfruto mucho...y sería una descortesía no contestar,...aunque sea un poco más tarde.
      Un abrazo, Georgina, y disfruta mucho de todo lo que la vida te ofrece...y gracias por tus palabras.

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    2. Georgina, por cierto, he intentado entrar en tu blog y no he podido. No sé si hay algo con blogger. Ya me dirás. Un beso grande...y espero que leas este comentario.

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  8. hermosa reseña y espectaculares fotos! como siempre, te seguimos con el alma . saludos.

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  9. Adoro a Virginia, me encanta "Las horas", su música me acompaña en ocasiones cuando conduzco. Ya sabes que ella fue amiga mía (en otra vida) al igual que la señorita Mansfield. Cuando escribes sobre ella siempre me salta una alarma en mi corazón. Fíjate, he leído muy poco de ella, y siempre que la mencionas me apetece comprar un libro suyo (feria del libro antiguo de Madrid, próxima parada)
    Te diré una cosa también. Espero que no te moleste, pero cuando te leo, cuando leo lo que nos cuentas en tu blog, siempre veo una esencia de Virginia, es como si... tuvieras un trocito de su alma.
    Tus palabras me llenan el vacío de la ardua realidad que me acompaña todos los días. No te leo con la frecuencia que me gustara, pero cuando lo hago... en serio, no pares de hacerlo. Qué manera de ver todo, cómo describes tu entorno haciendo que parezca un paraíso (no dudo que lo sea) pero yo quiero estar en un paraíso así, y si es con Virginia (o con Hemingway, o con Ignacio Aldecoa, o con Helene Hanff) pues mucho mejor.

    Gracias María por este ratito tan agradable. Me encanta viajar, y tú consigues que lo haga cada vez que te visito.

    Un fuerte (y mágico, ya sabes) abrazo

    Iván Manso

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    1. Iván, faltabas tú por aquí,...con lo mucho que sé que disfrutas a Virginia...y recuerdo que la conoces,...de antes...
      Gracias, ¡¡uy!! ya me gustaría parecerme en algo a Woolf, en especial en su forma de escribir.
      Si puedes pasea con ella por los jardines de Kew...es un relato breve, y me atrevo a decir que te gustará.
      Otro abrazo fuerte y que tengas un día lleno de lecturas agradables.

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  10. Perdona que no haga suficiente caso a Virginia... tus narcisos no me han dejado hacerle caso, han captado toda mi atención. :)

    Un beso

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    1. Elvira, un placer...mis narcisos ya murieron. Imagino que volverán por el otoño, o por la primavera del año que viene...Gracias por venir.
      Las fotos no son tan buenas como las tuyas, pero puedes hacerte una idea. No me olvido del petirrojo, pero necesito más objetivo. De momento si se acerca, se marcha más rápido de lo que puedo yo sacar la cámara.
      Besos

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  11. Me has emocionado con esta entrada, logras que entre en esa intimidad que estableces con la escritora y que recreas con tu amor por su obra, las flores, el té, la música (que preciosidad la película ¿verdad?, la he visto varias veces y no me canso de hacerlo).

    No recuerdo si he leído estos cuentos, miraré en mi estantería y echaré un ojo a esa edición de nórdica.

    Muchas gracias por este magnífico paseo que me has permitido realizar con vosotras dos.

    Un fuerte abrazo!!

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    1. Es una película maravillosa, que te deja bien...a pesar de la tristeza que la envuelve.
      El libro, es una edición preciosa, si puedes échale un ojo. Es cómodo y a la vez muy agradable a la vista.
      Gracias a ti, Laura, por venir a pasear con nosotras.
      ¡¡Nos leemos!!

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