Otoño en Praga

Praga...siempre he pensado en ella en Otoño. Una no sabe cuando hará un viaje, pero parece que se lleva preparando para él.   Hace ya muchas lunas, mientras leía artículos y libros relacionados con la ciudad... me daba cuenta, que algo de ese aíre bohemio me perseguía como una sombra...ya estuviera en un café de mi ciudad, escuchando música en casa, leyendo libros de autores checos...o no checos...el caso es que parte de esa magia envolvente del este del mundo, caí sobre mí como una dulce lluvia.



Imagen relacionadaCuando leí "La metamorfosis" de Kafka, quise pasear por sus calles empedradas... Quería conocer más sobre la ciudad que inspiraba a Borges a describir su biblioteca Klementium* en una de las maravillas del mundo. Necesitaba respirar el aíre de los músicos y pintores que pasaban las horas en el Puente de Carlos IV, bajo la mirada imperturbable de las estatuas...Cada vez que llevaba un gorro de estilo literario, como digo yo, me sentía más praguense que nunca...Quería...descubrir los cafés literarios del que me habían hablado, el amor a la música, los atardeceres desde distintos rincones de la ciudad,...quizá desde un barco, donde el río Moldova te conmueve con los reflejos de los últimos rayos...



Sin embargo, he de decir, que solo parte de este sueño vi cumplido. Desgraciadamente, creo que se pasó el momento que tenía que ir allí...ahora la ciudad es como un "parque temático", lleno de turistas que deambulan comprando y adquiriendo consumo; ambar, recuerdo,...fotografiándolo absolutamente todo, paseando quizá también esperanzados de encontrarse por las calles a Kafka con la mirada ausente y tratando de localizar un lugar donde sentarse a tomar un vino caliente...O tal vez, la propia metamorfosis de Kafka invadió la ciudad...en fin...fue un poco agobiante en ocasiones.




Bulliciosa Plaza de la ciudad vieja
de Praga.
Quizá todos pensábamos algo así, pero era como una especie de embudo...caminabas y al poco ibas zambulléndote con la mayoría de las personas que necesitaban reencontrarse con la Praga que habían leído durante años...La plaza de la ciudad vieja está invadida por policías que van armados. Algo que no pega mucho con ese sueño que tenía en el pasado, cuando me imaginaba caminando por sus calles empedradas...paseando por una ciudad que recuperaba su identidad, dejando atrás otros momentos y abrazando también lo que fueron...Un espacio que empezaba a despertar y que quería parecerse de nuevo a lo que era antes de ser invadidos.




Tenía muchas ganas de visitar el barrio judío y quizá quedarme quieta un rato mientras caminaba en silencio por entre las tumbas de quienes estuvieron allí...Y hubo parte de este sueño bohemio que se vió cumplida. Quizá el viaje no fue lo que imagine hace unos veinte años, cuando más ganas tenía de ir,...pero sí fue un viaje precioso, que dejó una huella muy bella de la ciudad.



Vi el atardecer desde un barco...mientras escuchaba música de jazz en directo y tomaba vino caliente...Ví un amanecer precioso, mientras caminaba tranquilamente y con menos bullicio, por el puente de Carlos IV. Allí estaban los pintores,...algo menos románticos que cuando quise ir, pero igual de artistas...Vi el barrio judío y estuve más o menos sola, visitando lo menos atractivo para el turismo, pero que era igualmente atrayente. Vi búhos que estaban en lo que fue un antiguo parlamento...También observe el paso de la historia...la huella comunista en algunos edificios, aunque imperaba la historia más larga...y abraza todo lo que es. Desde mis ventanas en la buhardilla que alquile, podía vislumbrar toda una Praga moderna, que trata de buscar la conciliación con su pasado y su presente.



Sigue siendo una delicia desayunar en los cafés de la parte antigua de la ciudad... es como despertarla de la inquietud y del bullicio...de la plaga de turistas en la que se ve envuelta. Nos levantábamos del riquísimo segundo desayuno, para zambullirnos en el ajetreo de los paseos por las calles, el vino dulce, la madera trabajada artesanalmente y  los muchos bocados de trdelník  a lo largo del día. (Unos dulces espectaculares, que los venden calientes, a lo largo de los muchos rincones de la ciudad).







Mis días en Praga fueron conquistándome...Desde el principio quería vivir la experiencia de despertar en una buhardilla alejada del bullicio del centro de la ciudad.... Bajar las escaleras del altillo donde solo había un colchón y al que accedías agachada.  Tomar el primer té de la mañana, o caj, como lo llaman allí. Mientras sientes que la ciudad te da la bienvenida...
Nos alojábamos en una casa que en su día debió de ser de un único propietario. Creo que fue construida en 1926...pero no tengo muchos datos acerca de ella. Lo único es que te ofrecía es esa independencia de vivir en un lugar alejado del ajetreo diario. El resto de casas que la rodeaban eran similares, y andado a pocos metros, estaba la casa de Karel Capek y de su hermano. Un lugar de mucho interés para mí. Ya recomendé su libro "El año del Jardinero", con las ilustraciones tan graciosas de su hermano Josef. Ambos disfrutaban de la vida hogareña, de las risas de los años veinte y treinta, y también experimentaban el posible futuro incierto que amenazaba a Europa...Pero de Karel, hablaré otro día...porque he descubierto mucho más sobre él.




Después de ese rico caj de la mañana, me dirigí caminando por las calles residenciales de mi vecindario a la parada más cercana de metro...el resto de viviendas, también gozaban de  ese aíre noble y antiguo, y parecía zambullirme aún más en esa Praga que deseaba descubrir hace años.... Una vez en el metro, me llamó la atención lo elevadas que eran las escaleras mecánicas...y lo rápido que van. Hay tres líneas de metro: A, B y C., mi camino estaba en la A. Llegaba al centro de la ciudad y de nuevo, buscaban un lugar donde parar a tomarme mi segundo desayuno. Hay mercados por todos los rincones, y más ahora, que celebran San Wenceslao por todo lo alto...por lo que puedes encontrarte orfebres, artesanos,...y puestos de comida por todos lados. El olor a canela invita a tomarte un rico trdelník que te librará de pasar un día desanimado....





En cuanto podía escapaba de la bulliciosa Praga que no pensé que encontraría a finales de Septiembre...por lo que hice planes menos "interesantes" para el resto de días y lejos de personas que fotografiaban la ciudad por doquier. Me fui más allá del metrónomo...a veces andando, y en otras ocasiones en metro o tranvía. Fui a ver la Praga actual, donde hay una mezcla maravillosa de gente. Quienes aún portan paquetes y luchan por un asiento en el tranvía, hasta la mezcolanza de estudiantes que leen matemáticas en un café desconocido con wifi gratis y rodeados de libros de segunda mano. Esa era la Praga que yo buscaba...a pesar de que muchas personas que viven en la ciudad antigua, no son turistas y trabajan, pero llegar hasta esos rincones resulta quizá un tanto difícil.


Curiosamente, mientras pasaban mis días allí, fui viendo ese centro del ciudad que deseaba conocer, con menos personas de las habituales...pero eso lo cuento mejor otro día...no he sido consciente de lo largo que ha sido este Otoño en esta entrada.
Ya en casa...mirando lo que rodea  y escuchando a los pájaros, quienes no sé por qué, están cantando a horas diferentes de las habituales, me siento más en paz...pensando más en el mundo que podemos crear en el que nos dicen que tiene que ser...un mundo sin fronteras,...quizá un poco similar a lo que realmente queremos...como los pájaros, que saben y conocen sus rincones favoritos, pero pueden volar...


Las fotos son mías, con móvil...no muy buenas, pero bueno, es lo que tenía a mano. Queda que os cuente algo más sobre Praga...sobre sus librerías antiguas, sobre los cafés literarios, la comida,...y su Otoño maravilloso.




* Actualmente cerrada, por reforma.

Comentarios

  1. Que maravilla María. Que me alegra ese viaje a Praga. Te he visualizado con esa música jazz de fondo, a bordo con tu mano ocupada en esa copa de vino caliente y tu mirada absorbiendo cada detalle de lo que ocurre a tu alrededor, quizás creando en tu interior una historia hermosa.
    Una entrada preciosa. Feliz otoño amiga :D

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    1. Muchas gracias Margarita...es todo un placer leerte. La música de jazz fue fantástica y parecía que nos perseguía todo el tiempo...Fue un viaje años 30. En nuestro interior...cuando lo escuchamos, siempre hay música y palabras...están ahí, esperando a salir.
      Un abrazo grande. Y feliz muy feliz Otoño.

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  2. Y Praga te fue conquistando paulatinamente nomás. Las fotos están geniales y la segunda me recordó al video de Inxs: Never tear...en la que se ve la ciudad del otro lado del río.
    Me gustó mucho tu relato, se ve que Praga te pegó bien. Imposible no pensar en Kafka y sus relatos nocturnos donde corre por una calle empedrada.
    Hermosa ciudad. Espero alguna vez conocerla.
    Como siempre, tu relato es genial.
    saludos primaverales desde el sur de américa del sur.

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    1. Praga es mucho de lo que esperas, pero con menos gente. Desde luego, Kafka te persigue y muchos más escritores, algunos totalmente desconocidos para mí...
      Espero que algún día puedas conocerla...creo que te gustará.
      Saludos otoñales, desde el centro-interior del mundo.

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  3. Voy en Noviembre, muy a tiempo tu post! Pero me gustaría que me dieras alguna referencias mas.

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    1. Espero llegar a tiempo...he escrito otra entrada con las librerías, y creo que te encantarán. Me perdí alguna, que de seguro es interesante conocer. De todos modos, lo mejor...coger coche y visitar pueblecitos...hay algunos maravillosos que guardan esa magia bohemia...
      Un abrazo y feliz Otoño.

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  4. ¡Hola!! Praga siempre será una ciudad maravillosa, con multitudes y vacía. Mi viaje allí fue muy especial y hace muchos años ya, pero no la recuerdo tan bulliciosa (solo en algunos lugares concretos, como en Madrid por la Gran vía)
    SUs habitantes también son muy especiales
    Un beso

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    1. Maravillosa, sin duda...seguro que tú la viste con menos gente que yo...no sé, quizá, como decía antes, el momento se pasó...Sin embargo, parte de esa Praga menos bulliciosa está allí, solo hay que buscarla a otras horas...Si bueno, fue un poco eso...Gran Vía y Madrid...pero me la esperaba con menos turistas. Aún así...había menos que en Gran Vía.
      Y desde luego...lo mejor, las personas...muy agradables.
      Un abrazo y nos leemos.

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  5. Me ha gustado el recorrido que haces por esos rincones tan bellos de Praga. Leer tu entrada es como ir en un autobús descubierto absorbiendo con la mirada cada lugar, y con el oído la voz que puedo imaginarte al leerte.
    Un abrazo.

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    1. Praga es increíble...y al mismo tiempo sencilla. Gracias Dorcas. Confío en que en algún momento seas tú quien lo cuente...Un abrazo

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  6. Bueno, ya no necesito ir a Praga porque con esta entrada ya he viajado allí :)

    Lo mejor de los viajes es que cuando menos te lo esperas te encuentras con algo real y auténtico que estabas buscando sin saberlo.

    Me ha gustado que saborees tu viaje. La sociddad bulliciosa solo parece querer las fotos para subir a su red social de moda. Visitan los mismos sitios que todo el mundo visita y vuelven con los mismos clichés que todo el mundo vuelve. No se preocupan de enriquecerse de la cultura que les rodea, solo quieren ver más en el menor tiempo posible. Supuestamente el viaje les ha cambiado pero les dura 2 o 3 días a lo sumo. Solo el cuerpo cambia de localización pero la mente se queda anclada. Se huye pero se queda. Se almacenan experiencias y viajes como quien almacena objetos, quien más experiencias tenga y más lejos gana la envidia de los demás que es en parte lo que se busca (los "me gusta/te envidio" de las redes sociales). Los viajes como bienes de consumo.

    Ups, trabajar en el aeropuerto me está haciendo coger algo de manía al movimiento turístico jejejejeje.

    Un saludo a los 3, �� �� ��

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    1. ¡¡Serana!! ¡¡Qué alegría!! Y desde luego que necesitas ir a Praga...acompañada...muy acompañada...
      Desde luego, eso es lo más bonito...descubrir una ciudad sin saber qué es lo que te sorprenderá.
      Tengo que reconocer, que en ocasiones era una turista de clichés y también hacía fotos y visitaba lo mismo que hacía todo el mundo. Pero es una reflexión muy buena...sobre cómo viajamos. Desde luego, poner una marca en el mapa del mundo no es lo único que nos mueve...y hay personas que aunque eno viajen nunca...estuvieron más veces que muchos, cuando leen, cuando escriben, cuando imaginan...

      Un abrazo muy grande, Serana y también muchos abrazos a los cuatro.

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