Con la Navidad cerca...

Antes de retrasarme más, escribo para desearos una muy Feliz Navidad llena de los mejores deseos...donde el Amor sea el gran protagonista...ese amor que da calor y que tiene inumerables formas de expresión...y por supuesto que estos días estén repletos de esas buenas lecturas, películas, risas, mantitas, que elegiréis para disfrutar en momentos...espero que os arropen todas estas cosas, y lo mejor, el calor de quienes queréis...esas son las mejores "estufas".

Mientras,...en este tiempo prenavideño, además de las diversas cenas con amigos y familia, ...y alguna que otra compra pequeña navideña... las lecturas que me acompañan en este nuevo hogar, son variadas; por un lado tengo a Dickens a quien me llevo de viaje de un lado a otro en el bolso. Es un pequeño libro, que puedo sacar en cualquier lugar...para esos tiempos de espera...y a veces, dejo que esos momentos sean más largos...me adelanto a quedar con alguien en algún café, y mientras...trato de devorar el libro. Con él siento que me voy de nuevo a una época victoriana, donde las historias contadas tenían mucho más protagonismo que hoy en día. Dickens explica el sentido de la la Navidad que él vive...y la que quiere dar a conocer...como un tiempo donde a pesar de la tristeza de la pérdida de seres queridos, hay muchas otras cosas que nos acompañan...y que incluso, podemos invitar a esas personas ausentes, a quienes sin duda, no les gustaría que estuvieramos tristes...o sí nos toca estar con quienes no queremos...dice...que hagamos de ese momento algo irónico...

Luego se centra en unas cuatro historias...de años distintos...es una navidad para cuando crecemos y buscamos otros alicientes.

Algunas mañanas que no trabajo (y que no estoy deshaciendo cajas de la mudanza), me entrego literalmente, a un viaje a pie por Inglaterra..."El insólito peregrinaje  de Harold Fry" me tiene muy entretenida. Es como si necesitara leerlo por las mañanas...como si se tratase de una aventura actual, que viene en alguna extraña sección del periódico, y que no me quiero perder. Me siento tranquilamente en el sillón de lectura, y con té de navidad,... viajo a pie por las carreteras y caminos del sur de Inglaterra. A veces si tengo algo de frío, alargo la mano y me envuelvo en una manta. Creo que si no se hicieran ciertas locuras en la vida, al mundo le faltaría lo mejor...necesitamos hacer lo que no se espera de nosotros. Ni el mismo protagonista sabe cuánto necesita de una aventura...vivía en un lugar apacible, sin sobresaltos...y una carta le despierta. Le hace andar y ser consciente de cada paso que da...de estar más atento a las conversaciones diarias...y también se trata de un viaje interior...donde sin saber muy bien cómo le asaltan los fantasmas del pasado, con detalles del presente...y también a lo lejos, vislumbra algún que otro fantasma del futuro...

Y así...de esa vida apacible, por las noches,...me abandono a la historia de un personaje similar a Harold...sólo que no es un ser humano...es un Hobbit...al que le gusta la vida tranquila, no es amigo de las sorpresas y disfruta de las comodidades de un hogar cálido...pero cuando menos se lo espera, se ve embarcado en una aventura...de esas en las que si vuelve vivo...ya no será nunca más el mismo...como todos esos viajes que hacemos,...esas experiencias que vivimos, son las que hacen de nosotros personas algo distintas...

En estos días, al estar desembalando cajas y cajas de libros, he ido colocando aquellos que hablan de la Navidad de un modo especial...entre ellos uno que me regalaron la pasada Navidad...Con este libro me marcho a las Navidades de hace casí dos siglos...y allí me quedo...mirando cómo preparaban la llegada de un día especial.

Y estas son las lecturas que me tienen entrenida estos días...la casa poco a poco va tomando un ambiente diferente...y la adaptación lleva su curso...sin duda, voy a echar mucho de menos vivir donde vivía...escuchar las campanas (cuando escribía al medio día) de la Catedral, o las campanas de la plaza cuando todo esta en silencio, dando las dos de la madrugada. Voy a echar de menos los ruidos...el abrir y cerrar puertas de las casas de los vecinos, el sonido de zapatos madrugadores por el patio...las plantas del patío. El precioso árbol que hay frente a las ventanas.Creo que esa casa me gustaba en sí misma...a pesar de sus muchos "fallos",... no ser más grande,  tener una ducha que bautizamos como la "del penitente" por aquello de estar en la zona más abuhardilla de la casa y tener que ducharte casi (y sin el casi) de rodillas, o una habitación que parecía la celda de Cervantes, si Cervantes hubiera tenido celda...

Ese lugar, tiene mucho significado para mí. Vivía en un lugar histórico...donde antes hubo un colegio, y más atrás fue una casa señorial, en la que se alojaba a mujeres que se habían quedado embarazadas fuera del matrimonio o que eran repudiadas...

Empecé a vivir allí por un proyecto precioso...y decidí vivir cerca...podia ir al trabajo cruzando un patio...y allí, me encontraba con un sueño maravilloso...ayudar a mujeres y familias que necesitaban apoyo con los niños y niñas y no tenían donde dejarlos... Allí cuidamos sus sueños, les enseñamos a tomar el té, jugamos a conocer su cuerpo, comenzaban a comer solos...Conocí a personas maravillosas, a mujeres que enlazaban sus vidas a la mía...aprendí a hacer proyectos infantiles...Una maravilla de vida que aproveché y en ocasiones no supe valorar lo suficiente.

Sin embargo...aunque lo eche de menos...no cambio el momento actual...pienso que aquello fue una étapa preciosa, de esos Christmas-Recuerdo, que ya nadie puede arrebatar...

Ahora, miro a mi alrededor...y aunque aún queden muchas cajas que vaciar, puedo decir, que estamos construyendo un nuevo hogar...quizá algo alejado de donde vivía antes...(a diez minutos en bus) y que desde la ventana podemos ver las luces de las grandes ciudades...que ahora, parecen estrellas caidas desde el cielo...

Y por sí no puedo pasarme más adelante (que lo intentaré...) Os deseo una muy Feliz Navidad...de todo corazón...llenas de luz y esperanza.