Peregrina, Mardía Herrero
Lo terminé de leer en el inicio de este año y ya estamos lejos de aquellos días de invierno. Ahora, en esta primavera exultante, vengo preparada para recordar lo que este libro me aportó, y lo que ha dejado en mí.
Peregrina me llegó de un modo maravilloso a mis manos. En Otoño del pasado año, y fue entonces cuando comencé a leerlo, en los lugares más insospechados. Lejos de un transporte publico y en plena intimidad. Cada quien que piense lo que quiera. Pero estábamos ahí, libro, autora, camino...y una misma.
Me lo regaló una Amiga, un Espíritu Afín que sabría que me gustaría. En principio, he de decir, que tuve algo de recelo al iniciar su lectura, porque me parecía demasiado sencillo y que podría haber sido escrito por mucha gente (hay tantos libros de peregrinaciones....). Sin embargo, según iba leyendo, me fue atrapando lentamente. He de decir, también, que conecté del todo con la María del pasado, quien también realizó un viaje mucho menos introspectivo que Mardía, pero que me hizo reconectar, con lo que el camino supuso para mí.Me llamó la atención que lo quisiera hacer sola. Siempre quise hacerlo así, cuando regresé a casa tras aquella primera experiencia como mochilera y senderista. Y en esa época. En aquél tiempo y lugar.
El libro, no desvelo nada al contarlo, habla del camino. Pero este camino lo podemos hacer de muchas maneras...puede ser transitado sin más, o por un descubrimiento personal, o por algo cultural. Mardía lo hacía para encontrarse a sí misma. Y así fue. El camino le dio mucho más que eso...le mostró miles de rostros, de gestos humanos, de sensaciones, que una no vive de igual modo, si no está abierta a un encuentro. El camino le dio un sentido a algunos de sus pensamientos que ya estaban rondando por su mente, le ofreció la mano al destino en la apertura...con su profesión interior despertando, y también sobre el reconocimiento del amor en estado puro, sin condiciones...y casi, sin palabras...Le dio un valor a la vida espiritual desde el silencio. Un silencio que cuidó mantener, que buscaba, igual que el agua.
Transcribiría muchas de sus palabras. Tengo la parte de atrás del libro lleno de referencias. Me gusta apuntar en lápiz, para luego compartir pensamientos.
Creo que Mardía volvió a nacer tras este camino. Fue toda una revelación. Quizá me equivoque, y solo fue el inicio para ese nuevo inicio de vida, pero la atención a lo sencillo, a la naturaleza, a la conexión con los demás de un modo muy diferente al que se nos acostumbra...lejos de la crítica, y más desde el conocer, escuchar, estar...Si, porque hay miles de tazas de té y café que revolotean en los desayunos y tardes de su camino...hay miles de miradas, silencios, actitudes que invitan a una conversación profunda...
El encuentro con el Amor, transforma. Y así pasó en ella. Su vida cambio y dio un sentido maravilloso a cada acto.
Mardía toma decisiones y una de ellas es abandonarse al camino...a lo que el camino quiere de ella...a no tener un plan muy estricto, sino a dejarse llevar por esa intuición o por el espíritu...para que la vida sea toda una aventura de amor por lo sencillo...por lo que nos rodea.
Ella recoge sus pensamientos en un cuaderno de bitácora que años después desempolvará de su escritorio. Y será el momento de escribir el libro que ahora tengo entre manos.
Es un libro especial...sencillo, no hay grandes eventos...aunque sinceramente, ahora que lo escribo, es realmente grande. Porque lo que ella descubre le hace transformar su vida poco a poco, en el regreso de ese inicio. Me sentía muy unida a su vida, porque sus recuerdos son similares a los míos. Porque los libros que menciona, la música que suena o el concierto de Silvio y Aute que espera, también lo recuerdo yo aunque no asistí.
Tuve experiencias similares, por lo que sentí una conexión también con mi yo del pasado. Con la María de otra etapa y época.
De momento, estoy aquí...en mi presente...el libro también me hizo regresar y me hacía comprender, que la propia vida del día a día, es todo un camino y una aventura. Que comienza cuando nos levantamos...cómo hacemos eso de caminar y levantarnos...qué despertamos en nosotros, ¿nos dejamos llevar? El camino también está marcado, pero a veces, toca parar...otras seguir con voluntad el día...lo que éste conlleva...sin perder la mirada en el horizonte...y estando en el presente.
La primavera es maravillosa,...nos invita a vivir muchos días y noches de ensueño. De momento paso descubriendo las flores silvestres que habitan en esta zona en la que resido. Redescubriendo de nuevo todo lo que me rodea. De unos años a otros cambia totalmente.
*Las fotos son de servidora, de Diciembre...si, de un Diciembre cálido en el sur de este país...muy cerca de Gibraltar. La última es una foto más actual, de este mes de Mayo y en casa. Y las de las flores, son silvestres, de por aquí...Feliz día.
Hola María, las fotografías son una preciosidad, como siempre. Pero la reseña que nos has hecho de "Peregrina" me ha fascinado. Me he sentido identificada en algunos puntos y me ha recordado mi falta de valor para hacer un viaje sola. Algo que no descarto aún. Besos :D
ResponderEliminarMargarita. Qué alegría leerte. Ánimo. Y si encuentras el momento...hazlo...no lo pienses. Aquí solo estamos un rato. Llenémoslo con lo que nos hace felices y alegra nuestro espíritu. Un abrazo grande. Y gracias por venir por aquí. Besos
EliminarMe gustan mucho las historias de viaje (Road movies, tb. no?) en las que los protagonistas viven una transformación interior. El Camino de Santiago es algo que tengo pdte. Quizás debe llegar el momento, aunque no siempre las cosas deben ocurrir cuando consideramos el momento correcto, sino cuando deban sucederder. Me ha gustado mucho tu reseña, muy interesante y por supuesto tus fotos maravillosas y llenas de paz. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias. El Camino siempre da. Es un recibir constante. Y estas experiencias....como bien dices....transforman. Un abrazo.
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